Por tercer año consecutivo el río Paraná continuo con la bajante de agua “Extraordinaria” llegando a los niveles más bajos en los últimos 50 años. La previsión proyecta una baja que llegará a los 2 metros producto principalmente de la sequía reinante en la zona.
El primer impacto ambiental se da en el retroceso en la población de peces característicos de la zona, como el Pacú o Surubí.
“Son datos muy preocupantes producto de la presión humana, hay especies de peces en riesgo y una gran baja de la biodiversidad”, dijo Andrés Sciara del Acuario de Rosario.
En los últimos festivales de pesca la disminución en la población de peces es alarmante. En el festival del Pacú, en Formosa, la captura fue de 509 en el 2019 hoy llegó a los 35 ejemplares. En el festival del Surubí, en Corrientes, los pescadores no concretaron ninguna captura ante la sorpresa general y en el último concurso del Surubí, en Santa Fe, solo salieron 50 ejemplares de este pez tradicional de la zona, contra las 600 capturas realizadas en 2019.
Tras casi 3 años de haber comenzado la bajante no se ha ejecutado ningún plan de manejo específico para cambiar la situación. El restante en la cantidad de peces está muy relacionado a la falta de agua que afecta a sus ciclos reproductivos.
“No sabemos cuánto aguantará el escenario natural, pero está claro que estamos perdiendo especies históricas y una gran baja de la diversidad que nos a afecta a todos por igual” dijo, Adolfo Espínola del Consejo Provincial Pesquero de la provincia de Santa Fe.
Las poblaciones de peces no solo sufren la falta de oxígeno sino también la presión pesquera hace del río un lugar deshabitado y frágil para el desarrollo saludable del ecosistema
