El infierno de los otros

Marcha de la vida
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El 27 de Enero de 1945 el ejército soviético llegó al complejo criminal nazi de Auschwitz.

 

Por Gabriela Fernández Rosman


«Y así para nosotros la hora de la libertad sonó grave y sorda, y llenó nuestras almas de alegría pero con un doloroso sentido de vergüenza…y también con angustia, porque sentíamos que eso nunca debía haber ocurrido, que ahora nada podría suceder suficientemente bueno y puro para borrar nuestro pasado, y que las cicatrices del ultraje quedarían siempre sobre nosotros.» Primo Levi, “La Tregua”.


En el día de ayer y, ante las naciones de la Unión Europea, el presidente del Estado de Israel Isaac Herzog advirtió sobre los riesgos del antisemitismo creciente y recordó:”En Varsovia, hogar de más de medio millón de judíos antes del Holocausto, solo quedó el cementerio judío para atestiguar la vibrante vida que había florecido antes de la llegada del hacha nazi”. “En la única sinagoga judía en Varsovia que aún estaba en pie, la sinagoga Nożyk en la calle Twarda, se reunieron unas pocas docenas de almas, arrebatadas de las fauces de la carnicería. Los sobrevivientes le entregaron a mi abuelo un rollo de la Torá manchado de sangre, para que lo llevara a la Tierra de Israel en memoria eterna”.

Auschwitz fue el territorio nazi más amplio para exterminar a judíos y otras minorías. Dividido en secciones, no estaba tan lejos de Cracovia y muy cerca de Oswiecim, una población polaca. Fue construido con premeditación y alevosía en el mes de Abril de 1940, por una orden de Heinrich Himmler. No tardó mucho en convertirse en el más carnicero de los campos de concentración. Los engañados llegaban en trenes infectos. Los recibía un cartel que decía “ARBEIT MACHT FREI”, el trabajo te hace libre, pero en ese caso, el trabajo fue una de las maneras de exterminación.

Hacia marzo de 1941, eran 10.900 almas confinadas, había mujeres, niños, ancianos y hombres, la mayoría de ellos de nacionalidad polaca. Pronto la máquina de matar se perfeccionaría con la construcción de Birkenau también denominado Auswchitz II, campo especializado para el exterminio de judíos, polacos, alemanes y gitanos cuyo destino inexorable fueron las cámaras de gas y el crematorio.

Al llegar a Birkenau, había que arrojarse al andén para formar en dos hileras. En una, los hombres, en la otra las mujeres. Entre los oficiales de la SS solía estar el Dr Josef Mengele para seleccionar a quienes serían objeto de sus experimentos, aunque la mayoría de los arribados eran directamente enviados a las cámaras para ser gaseados y luego cremados. Sólo los menos estarían en cuarentena, vestidos con uniformes a rayas y afeitadas sus cabezas. Una vez registrados, se les tatuaba un número en el brazo izquierdo que duraría para toda la vida, en algunos casos no más que unas pocas semanas por delante.

Realizaban trabajos forzados en Auschwitz I, Auschwitz III, denominado Buna-Monowitz a raíz de la ciudad cercana Monowitz y por la fábrica de caucho sintético Buna que pertenecía a la “I.G Farben” la química más sobresaliente de Alemania.
Allí no acababa todo, había como unos 45 campos de concentración anexos. La fuerza de trabajo de las fábricas la daban los judíos en su mayor parte, hasta que morían exhaustos por las condiciones. Comenzando con un control al amanecer, partían hacia el trabajo de largas horas hasta el momento de recibir una miserable ración y retornar al campo para la inspección y el presente en el tomado de lista nocturno.

Cada una de las 4 cámaras que funcionaba en Birkenau, que desde afuera parecían sitios de ducha, podía matar 6000 personas por día. Creyendo que iban a bañarse las personas eran gaseadas con Ziklon B. Hubo fugas y también resistencia armada, por ejemplo en Octubre de 1944 cuando Sonderkommandos que eran los grupos de prisioneros que trabajaban en los crematorios, destruyeron una cámara y asesinaron a varios SS. Todos aquellos sublevados murieron. Era enero de 1945 cuando las tropas soviéticas avanzaban en dirección a Auschwitz mientras los nazis huían obligando a los 58.000 prisioneros restantes a la “marcha de la muerte” en dirección a Alemania. A la mayoría de esos prisioneros los asesinaron durante el fatídico trayecto.

El ejército ruso ingresó para liberar Auschwitz el 27 de Enero de 1945 encontrando en el campo a sólo 7650 prisioneros a punto de muerte. En Auschwitz asesinaron alrededor de un millón de judíos. Finalizada la guerra unos meses después, miles de criminales de guerra y colaboradores fueron sometidos a juicio.
Muchísimos sobrevivientes intentaron llegar al territorio de Israel pero el Mandato Británico los mantuvo en campos de concentración en Chipre.
Con la creación del Estado de Israel en 1948 muchos de los sobrevivientes se dirigieron hacia el flamante país y se encontraron con otra guerra. Esa vez vencieron para gritar “AM ISRAEL JAI” (El pueblo judío vive)
Otros, casi 100.000 fueron a los Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, Australia por ejemplo.
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