Alex Margulis: “El Buen Periodismo es una más de las Formas de la Literatura”

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Alejandro “Alex” Margulis es un reconocido periodista y escritor. Autor de los libros “Junior. Vida y Muerte de Carlos Saúl Menem (h)”, “Santa Gilda” y “Padre Ausente” entre otros.  

Por Matías Fidel Cacheiro. 

Alejandro Margulis nació el 22 de septiembre de 1961 en Boston, Massachusetts, EEUU. Reside en Argentina desde 1964. Es escritor, periodista, editor, docente (coach de escritores), pintor y agente de marketing, prensa y literario. Dirigió la revista literaria AYESHA entre 1978 y 1980, y en el año 2001 la convirtió en la editorial del mismo nombre donde continúa editando autores noveles en la actualidad. Ejerció el periodismo en los principales medios de la Argentina (Clarín; La Nación; Perfil; periódicos ACCIÓN y Le Monde Diplomatique, entre otros espacios comerciales y alternativos). Además publicó varios libros. 

Entre sus obras se encuentran: 

  • “Junior. Vida y Muerte de Carlos Saúl Menem (h)”: investigación periodística sobre la vida y el trágico final del hijo del expresidente. 
  • “Santa Gilda”: biografía de la cantante de música tropical. 
  • “Padre Ausente”: autobiografía del autor donde combina elementos de ficción y de realidad. 

 Debido a las temáticas que tratan, sus obras causaron una gran repercusión en su momento.  

En diálogo con Perfil, el escritor respondió algunas preguntas sobre periodismo y literatura.         

¿Cuándo nació tu pasión por la escritura? 

“Escribo desde que tengo uso de razón, entendiendo la razón como el modo de capturar el sentido del universo o del mundo o del contexto que rodea a cada individuo desde que puede ver a su alrededor. También podría decir: escribo para reponer un ideal de orden al caos de la existencia. Dicho lo anterior, en términos cronológicos escribo desde que aprendí a escribir. Y si tuviera que ubicar una edad, diría que fue a los nueve años, primero para conformar a mi mamá, a quien le dediqué mi primer cuento: la historia de una bruja o de un hada que escribí en la doble hoja central de mi cuaderno escolar de hojas rayadas Rivadavia. El hecho de desprenderla del cuaderno le dio autonomía como soporte y por lo tanto, de texto por fuera del requerimiento escolar o institucionalizado”.

 ¿Por qué decidiste convertirte en periodista?  

“Me hice periodista por un malentendido. Cuando tenía 17 años yo quería mejorar mi gramática y el único lugar donde encontré una materia específica para eso fue un terciario de periodismo en el que mi abuela materna había dado clases alguna vez. Gracias a su recomendación, me aceptaron como estudiante a pesar de ser menor de edad y no haber terminado el secundario. Gramática era apenas una materia lateral dentro de la escuela de periodismo de modo que tuve que estudiar la carrera completa de periodismo, que no me interesaba particularmente. Al contrario de la mayor parte de mis compañeros, que querían transformar el mundo con el ejercicio de esa profesión que algunos consideran solo oficio, yo encontré que el periodismo me iba a permitir un acercamiento al origen de las cosas, es decir, a conocer la verdad por lo menos de los asuntos que yo indagaba. Así que tomé la decisión de ser periodista. Y luego, en la posibilidad que me dio de ganarme la vida ejerciendo la profesión”. 

¿Quienes son tus referentes en el periodismo y en la literatura? 

“Los principales referentes que aún sostengo en periodismo y literatura son en su mayor parte los mismos: escritores que escriben en los medios de comunicación y en los libros. Creo que el buen periodismo es una más de las formas de la literatura.  

De la Argentina, Rodolfo Walsh pero también Domingo Faustino Sarmiento; Roberto Arlt pero también Lucio V. Mansilla; Tomás Eloy Martínez pero también Ezequiel Martinez Estrada. De los autores del resto del mundo, siempre consideré maestros a imitar a los norteamericanos cultores de la no ficción incluso desde antes de que surgiera esa categoría: Sherwood Anderson, John Steinbeck, Ernest Hemingway, John Reed, Truman Capote, Norman Mailer, Gay Talese… 

Leer a Jorge Luis Borges o a Leon Tolstoi me sigue enriqueciendo como el primer día, tanto en mi escritura, que después de una docena de libros publicados ya no quisiera tener que seguir clasificando entre un género y otro, tarea que dejo para los lectores o los editores, como en mis placeres solitarios de lector”.

En base a tu experiencia como escritor, ¿cuál es la mejor forma de contar una historia?

“Encontrando el tono, el sonido de la voz que la habrá de contar, el fraseo. El contenido siempre viene después de la forma. Esto lo considero tan útil para una buena crónica, en la que indudablemente será fundamental juntar la mayor cantidad de información neutral posible, como para una narración de las consideradas literarias, donde la dinámica entre el qué decir y el cómo se va diciendo tienden a ir por caminos paralelos”.

 ¿En qué nuevos proyectos estás trabajando? 

“Trabajo en un largo texto en hojas a doble espacio en letra Garamond cuerpo 12, justificado, y en mi coleto sé que en realidad forma parte de un mismo continuum estilístico y existencial que, en orden clasificatorio, surge de lo que está de moda llamar autoficción, puede resultar un poco petulante o burlón, y cada tanto se nutre de elementos puramente fantasiosos. Carente de respuestas en firme para su publicación garantizada, disfruto de la digresión y cada tanto extraer de ese montón de palabras acumuladas, tajadas o módulos con los que aplicar a concursos, atosigar a los amigos o procurar persuadir a los editores de dejar de encasillarme como periodista de masas y confíen en que lo experimental (pero Alá es más sabio) es el mejor camino para la conformación de las piezas del edificio de monoambientes con ambición de dúplex o triplex que estoy construyendo ahora que por fin me convertí en un sixtie con todas las de la ley, empezando por la de la degradación biológica.

Si me pagan bien, por supuesto puedo volver a escribir cualquier texto por encargo.

Podría mencionar varios títulos de acaso novelas y cuentos o relatos inéditos pero las bases de alguno de estos concursos me inhiben a hacerlo. Lo último que publiqué, como ocurrió en España, en Argentina es prácticamente inédito: se titula “Padre ausente” y se consigue a pedido en Ediciones Camelot América, editorial anclada en Oviedo, España”.  

Para más información:

www.ayesha.com.ar

Para consultar sobre pedidos:

edicionescamelotpedidos@gmail.com

 

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