La Ciudad de Buenos Aires esconde bajo sus entrañas un entramado de túneles y laberintos que tienen 4 siglos de historia y que se ubican en su mayoría, en el centro porteño donde tuvo lugar el primer asentamiento del país.
En la calle Defensa 755 ubicada en el barrio de San Telmo, se encuentra esta magnifica mansión que fue construida para una acaudalada familia española de comerciantes de cuero del siglo XIX, la casona fue abandona con la llegada de la fiebre amarilla. Posteriormente el edificio se convirtió en un conventillo donde transitaron decenas de familias pobres tratando de sobrevivir a la hambruna. Cuenta la historia que debajo de la construcción corría un arroyo subterráneo y cuando llovía mucho rebalsaba e inundaba este sector de la ciudad, entonces los vecinos comenzaron a construir túneles para poder desarrollar un sistema de desagüe.
” Túneles y laberintos que tienen 4 siglos de historia”
Leyendas Urbanas y misterio sobrevuelan sobre este mágico lugar. Un tesoro escondido de algún jerarca de la época que olvido al huir, habitaciones de esclavos, rincones sombríos o simplemente es el lugar donde se encontró al primer descuartizado de Buenos Aires. Es la típica vivienda llamada “Casa chorizo” (Vivienda Típica de Buenos Aires en los años 1880 y 1930) . El origen del nombre “Zanjón de Granados” proviene de la historia de dos hermanas de apellido Granados las cuales se hicieron famosas por la venta de pastelitos de membrillo y de alguna forma los vecinos empezaron a identificar el arroyo con el apellido de ellas.
Lo que se descubrió de manera accidental con aspiraciones comerciales se transformó en un hallazgo arqueológico e histórico para la ciudad. Existe la posibilidad de viajar en el tiempo, con una visita guiada por un especialista, los días miércoles, viernes y domingos en el horario de 11 Am a 17 pm y con un valor de entrada de $750 para los locales y $500 para jubilados y pensionados, podes acceder a esta apasionante aventura en le centro de la capital federal y conocer parte de la historia Argentina.
Por Pablo C.
